No ha sido un tiempo fácil estos meses de emergencia sanitaria. La situación social que se vive por ejemplo en la comuna de Molina es complicada, gatillada principalmente por la pérdida de fuentes laborales.
“En Molina hemos pasado cosas bastantes complicadas: el estallido social, los incendios, la
sequía que aún sigue y ahora la pandemia, algo que nos tiene a todos preocupados. Entonces como parroquia nos preguntamos qué hacer para poder ayudar. Hay mucha gente que está mal, muchos cesantes, a otros les han bajado sueldo lo que es una merma importante para el sustento familiar”, menciona el padre Mauricio Jacques Sánchez,párroco de la parroquia Nuestra Señora del Tránsito de Molina.
El sacerdote aseveró que durante mayo se hizo y promovió una campaña para que se cooperara con alimentos y a partir de esto se comenzó en dependencia de la parroquia un comedor solidario el 1 de junio, entregando ese día 200 almuerzos. Ya al día siguiente la demanda subió a 300 raciones. En la actualidad la cifra se empina sobre los 350. El padre Mauricio destacó que el esfuerzo conjunto con la municipalidad, juntas de vecinos, medios de comunicación y los habitantes de Molina ayudaron la concreción del comedor parroquial.
“La gente nos agradece esto que hacemos. Tenemos familias, personas en situación de calle, muchos migrantes: bolivianos, colombianos, venezolanos. Hay que tener en cuenta que somos una comuna rural por lo que el trabajo en el campo se está terminando, así que los migrantes han quedado sin pega definitivamente”, dijo el párroco de Molina.
Finalmente pone sus esperanzas en la mantención de este almuerzo por unos tres meses:
“Esperamos tener el comedor hasta fines de agosto, todo depende de lo que vayamos recolectando, pero creo en la providencia y en la fuerza del Espíritu Santo, y tenemos la experiencia que los chilenos somos sumamente solidarios. Así que creo que cumpliremos con nuestras expectativas con la gracia de Dios”, recalcó el sacerdote.