Las mujeres se toman la construcción en el Maule

La construcción tradicionalmente asociada a un rubro masculinizado está cambiando. Y no sólo en cargos administrativos, sino que también hay cada día más mujeres ocupando puestos relevantes en liderazgos gremiales, gerencias de empresas de la industria o desempeñándose en faena.

Es más, la Cámara Chilena de la Construcción Maule (CChC), tiene por primera vez en 38 años una presidenta Mujer, Adriana Terán, y también por primera vez en su historia, la Mesa Directiva Nacional del gremio cuenta con representación femenina, con la participación de Jacqueline Gálvez en la vicepresidencia.

Y es que tal como indica Karen Poehls, presidenta de la Comisión Mujeres de la CChC Maule e ingeniera de la Pontificia Universidad Católica de Chile, “en la construcción sí hay mujeres y queremos más”. Y es que en cifras al 2022, el 21% de los empleos en las empresas socias de la Cámara fueron ocupados por mujeres.

En esta línea es que el gremio ha estado trabajando en los últimos años en distintos espacios de colaboración, planes de empleo, mesas de trabajo junto a diversos ministerios y autoridades, alianzas público- privadas, capacitaciones, entre otras acciones.

Al respecto, la líder gremial, indicó que la CChC a nivel nacional ha dado señales claras de su compromiso en avanzar hacia el camino a la equidad “el gremio adoptó, el año pasado, la norma ISO 3262 que establece igualdad de condiciones en organizaciones, entre otras medidas, que han ayudado a que la participación de la mujer en el sector vaya aumentando progresivamente”.

A lo que agregó que “en el Maule también estamos trabajando firmemente en sumar a más mujeres al rubro en sus distintas dimensiones, ya que creemos en la riqueza que entregan los grupos de trabajos mixtos en los que todos aportan desde sus habilidades y fortalezas sin que esto esté condicionado a un tema de género”.

En este contexto, la ingeniera señaló que en la Comisión Mujeres trabajan en base a tres pilares que buscan potenciar y profundizar durante los próximos años: mujeres en obras, mujeres en alta dirección y mujeres gremiales.

“Como Cámara hemos hecho un especial énfasis en la formación y capacitación femenina ya que queremos aumentar sus competencias en el rubro y que tengan un rol fundamental en la reactivación de nuestro país y en el desarrollo de nuestras regiones”, enfatizó.

Además, indicó “Queremos que más mujeres se animen a formar parte de la industria, que lo vean como algo cercano, porque es una gran alternativa profesional. Para eso, estamos visibilizando a las mujeres del sector que generan cambios y contribuciones al rubro desde sus conocimientos, accionar y destacan por su tremendo aporte conciliando posturas y forjando acuerdos a través del diálogo y la colaboración”.

El aporte femenino en faena

En las obras, un apoyo esencial para los trabajadores es el que realizan las asistentes sociales en terreno, ya que entregan su asesoría y orientación sobre los beneficios que están disponibles para ellos y sus familiares cercanos, tanto del gremio como del Estado.

Este es el rol que tiene Carol Sepúlveda en el Maule, asistente Social de la Fundación Social de la CChC, tarea que comparte junto con otras mujeres que realizan su misma misión a lo largo de Chile.

La profesional, que lleva más de 6 años trabajando en el sector, señaló que su experiencia en el rubro ha sido gratificante “afortunadamente con mucho respeto, seriedad y cordialidad de parte de los trabajadores, rompiendo el prejuicio de ser un rubro machista”.

A lo que añadió que “ha sido motivante en el sentido de que los trabajadores hacen sentir que es importante y necesaria la asesoría de la asistente social. El poder llegar a ser un aporte en las vidas personales involucrando también a la familia de trabajadores, ha permitido ir fortaleciendo, obteniendo confianza, empoderamiento y seguridad de que el rol de la asistente social en terreno es fundamental, ya que nos permite llegar a lo más mínimo, de solucionar una duda, de informar, resolver trámites, orientar, entregar beneficios, hasta acompañamiento en temáticas de índole personal”.

En cuanto a los aspectos que se pueden mejorar para sumar a más mujeres al rubro indicó que “se puede motivar y fomentar la participación femenina a través de oportunidad de capacitaciones, para que ellas se incorporen y desarrollen nuevos conocimientos, en particular, aquellos asociados a habilidades técnicas y de seguridad. Además, de realizar programas de empoderamiento, que permitan enfrentar estereotipos culturales, acoso sexual y desafíos con respecto al equilibrio entre la vida laboral y familiar”.

Otra mujer en obra es María Castillo, jornal de aseo de la empresa Fai Sur, quien llegó hace dos años a trabajar a la construcción porque había una nieta que se desempeñaba en obra. “Le dije que me hiciera el contacto para ver si quedaba y que no la iba a dejar mal. Así que me consiguió la peguita y al día siguiente yo ya estaba trabajando”.

Desde sus comienzos, comenta que su experiencia ha sido positiva “ha sido bonita. Lo que encontré acá fue una parte de mi familia. Me siento en casa. Me han dado la oportunidad de aprender otras cosas como sellar o poner cerámica, pero yo no quiero. Les digo: ´déjenme con mi escoba nomás’”.

Y es que está feliz con lo que hace y orgullosa de su trabajo. En esta línea, comentó que les recomendaría a otras mujeres trabajar en el rubro. “Ahora luchamos por la igualdad y aquí estamos. El hombre y la mujer no deben ser diferentes. Qué hay hombres machistas, yo sé que lo hay, incluso hay hombres que no dejan trabajar a sus mujeres en estos proyectos porque hay muchos hombres. Pero todo depende de la mujer. Por mi parte nada que decir de mis compañeros, tenemos un respeto mutuo”.  

Eso sí, destaca que hay muchas mujeres que quieren trabajar, pero no pueden porque tienen hijos pequeños y sus horarios no coinciden con los horarios de entrada y salida del jardín o del colegio. “Se podría hacer algo para ayudarles a cuidar los niños y que el sistema los apoye”, concluyó.

Mujeres en cargos de liderazgo

En el Maule, tenemos destacados casos de mujeres en puestos de liderazgo en el rubro de la construcción. Una de ellas Rocío Navarro, gerente General de Constructora Rucalhue, quien indicó “me he desempeñado en el rubro de la construcción hace 15 años. Ingresé por casualidad con un enfoque basado en conocimientos contables y financieros y poco a poco fui transformando mi trabajo con una mirada más amplia hacia proyectos que me han dado experiencia dirigiendo personas, coordinando roles de planificación e implementación de mejoras hacia un crecimiento sostenido en el rubro y abordando desafíos como mujer y como profesional en un campo netamente masculinizado”.

En su opinión “hoy día la cancha está más pareja y las oportunidades son transversales junto con lo que uno puede aportar como profesional al mundo de la construcción. El desafío que uno siempre tiene presente como mujer, es demostrar que puede, es romper con estereotipos que nos encasillan”.

Para Rocío, un aspecto relevante para el desarrollo profesional “es el apoyo familiar. En mi caso para poder desenvolverme en mi trabajo que me apasiona y me desafía día a día teniendo la tranquilidad que mis niños están seguros. Ese es un tema pendiente para nosotras.  Necesitamos de políticas públicas para poder encargar la crianza y compatibilizar nuestro crecimiento profesional con la misma tranquilidad que lo hacen los hombres”, recalcó.

También a la cabeza de una reconocida empresa regional se encuentra Andrea Troncoso, actualmente gerente general de Livic, quien ingresó a la industria el 2004 como jefe del Departamento de Cobranzas en Constructora Malpo.

Para ella siempre ha sido natural desempeñarse en equipos mixtos: “Nunca he pensado que existan rubros que pertenezcan solo a hombres o mujeres, desde ahí fue una incorporación que se dio de manera muy natural para mí”.

Además, considera que algo muy positivo que tiene el sector “es lo dinámico que es el rubro aun cuando estamos pasando por tiempos de mayor lentitud e incertidumbre. Creo que mi destino siempre fue este sector económico. Mi esposo también trabaja en construcción y ha sido maravilloso complementar mis conocimientos junto a él”.

La profesional recalca que su experiencia “ha sido muy positiva, aun cuando el machismo está presente, nunca ha sido un obstáculo para lograr mis objetivos profesionales y los de Livic. Siempre puede ser mejor el trato que podemos recibir de un tercero, pero mi validación nace desde la confianza que tengo en mi calidad profesional y sello humano”.

En este contexto comentó que “desde que estoy en el rubro he sido testigo de grandes proyectos y he conocido mujeres extraordinariamente talentosas trabajando en ellos. Hoy en Livic Maq somos 16 mujeres que trabajamos de manera transversal en todas las áreas de la empresa versus las 4 que estaban el año 2010”, enfatizó.

A lo que agregó “siempre podremos ser un referente en cualquier tipo de rubro en el que estemos presentes, nuestras habilidades son infinitas y la meta de haber logrado crecer profesionalmente y tener una hermosa familia es mi orgullo y motor para seguir siendo una mujer feliz y agradecida”.

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