El volantín es un símbolo de la chilenidad.
Para disfrutarlo, hay que adoptar una serie de precauciones antes de encumbrarlo.
No utilizar hilo curado, metálico o de nylon, por cuanto es un peligro para la integridad física de las personas.
Escoger zonas despejadas, lejos de la presencia de cables eléctricos o casas, lo que permite mayor seguridad.
Se sugiere elegir parques o cerros.
Fijarse bien que la superficie no tenga piedras o malezas.
Cerciorarse que los cordones de los zapatos o zapatillas se encuentren bien atados, ya que se evitarán tropiezos.
Los niños que deseen jugar al volantín, siempre deben estar acompañados por un adulto responsable de sus cuidados.
La idea es prevenir accidentes.
Si la persona desea rescatar un volantín, no salir presuroso en su búsqueda, ya que podría encontrarse con vehículos en movimiento o pasar a llevar a otros.
Entre los riesgos asociados a esta práctica, destacan electrocuciones y quemaduras severas por entrar en contacto con cables de alto voltaje, situación que puede provocar lesiones graves e incluso la muerte.
También la manipulación indebida del volantín, que podría derivar en atropellos al cruzar de forma intempestiva la calle y caídas originadas al correr o intentar rescatarlo desde los postes, torres de alta tensión y árboles.
Se calcula que en septiembre, mes de la patria, unas cuatro millones de personas practican el juego del volantín.