San Francisco es uno de los santos de mayor reconocimiento en la Iglesia Católica Universal.
Nació en Asís, Italia.
Su padre era rico.
A Francisco no le satisfacía esa vida, por lo cual fue desheredado cuando tenía veinte años de edad.
Ahí surgió en él, la vida religiosa.
Esos votos de pobreza los demostró al querer restaurar el mundo renunciando a sus bienes y al dinero que su progenitor le ofrecía.
Prefirió vivir como ermitaño.
La vida espiritual fue más fuerte, por lo cual desplegó sus esfuerzos a los más pobres y los enfermos.
Su gran amor fueron los animales y su obra sigue más viva que nunca, tal cual lo intenta la Juventud Franciscana de Pompeya.
La Fiesta de San Francisco comienza con el Triduo.
Es el Dios fiel que en medio de los acontecimientos cotidianos donde abunda la tristeza, la desesperanza y la incomprensión muestra su ternura y su amor.
San Francisco y el Señor quieren hacer de los hombres, gente de paz y de bien, lo que se demuestra con el amor a los animales.
Los seguidores de San Francisco de Asís son fieles a esta tradición que en Talca, se realiza en la plazoleta de descanso antes de ingresar al Templo de Oración.
Él fue declarado Santo, dos años después de ocurrida su muerte en 1226, tras lo cual nace esta tradición de bendecir a las mascotas.
Con mucha ternura y dispensando siempre los cuidados responsables que debe tener una persona hacia un ser que les acompaña en casa, se pidió al Santo Patrono por su protección.
Protector de los hombres, de la madre-tierra, los animales… San Francisco de Asís irradió la paz y el bien.
Este es el principal mensaje que transmite el ceremonial de las bendiciones que el Ministro imparte evocando al Santo Patrono, en una tradición reconocida como de las más hermosas en la cual participan los fieles de la Iglesia Católica Universal.