Miles de estudiantes ignoraron el duelo nacional decretado en Chile por la muerte del ex presidente Patricio Aylwin y se manifestaron en las calles de Santiago y otras regiones del país, para mostrar su desacuerdo con la reforma educativa del Gobierno de Michelle Bachelet. Según la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), que agrupa a las federaciones universitarias y organizó la movilización junto a las agrupaciones de alumnos de secundaria, la manifestación de Santiago congregó a más de 120.000 personas.
Los estudiantes universitarios convocaron la primera gran manifestación del año para mostrar su rechazo a la ambiciosa reforma que impulsa el Gobierno para transformar el modelo educativo vigente en Chile desde la dictadura de Pinochet. Para la CONFECH la reforma no ofrece soluciones a su reclamo histórico de una educación pública, gratuita y de calidad, sino que supone una continuidad del modelo anterior. “No hay reconstrucción de la educación pública ni un marco regulatorio para las instituciones privadas. No hay nada, lo que se hace es profundizar el modelo y lo que queremos es poner en el tapete los temas por los que hemos luchado”.
Uno de los principales caballos de batalla del Gobierno es la gratuidad en la educación superior, que en un principio debía beneficiar al 70% de los estudiantes más pobres.
La desaceleración económica, sin embargo, llevó al Ejecutivo a reducir el cupo de los beneficiados, que según cifras oficiales bordeará los 120.000, aunque el proceso de implementación de la gratuidad ha sido confuso y enrevesado.
La CONFECH aseguró que el número de universitarios que este año estudiarán gratis es aún menor, y calculó que el proyecto cubrirá solamente al 13,9 % de la matrícula total.
“Dijimos educación pública, gratuita y de calidad. De gratuita hay un poco, de calidad y pública no hay nada”.
Hay 700.000 estudiantes endeudados con créditos avalados por el Estado para poder financiar sus estudios.
La educación universitaria fue gratuita en Chile hasta 1981, cuando la dictadura de Augusto Pinochet simplificó los requisitos para la creación de universidades privadas, que se multiplicaron hasta superar las 40, que en un esquema de mercado tenían libertad para fijar el valor de sus matrículas.
Los alumnos de secundaria, por su parte, exigen que la educación básica sea administrada por el Estado y no por los municipios, como sucede actualmente, y anunciaron una radicalización de las protestas ante la falta de respuestas de las autoridades.