Las colmenas han proporcionado desde siempre, miel y cera, desarrollando la industria de la apicultura.
Las abejas son insectos sociales y colaboradores.
Laboratorios Rotterdam y la Universidad de Talca han venido realizando permanentes capacitaciones a pequeños apicultores de las comunas de Romeral, Curepto, San Clemente y San Javier.
La Gerenta General del Laboratorio Rotterdam, Paz Ovalle, abogó por una protección permanente de la especie para lo cual se debe aplicar un modelo “con conciencia ecológica “en función de la actividad apícola es importante aunar esfuerzos en el cuidado de las abejas que no sólo aportan desde las producciones de miel, sino también aportan al mejoramiento del estado de salud de las personas”, apuntó.
En efecto, Laboratorios Rotterdam acudió a la Corporación Regional de Desarrollo Productivo, organismo financiado con recursos del CORE-Maule a fin de estudiar mecanismos de protección para esta especie.
Se ha convocado a una mesa técnica en la cual participan representantes de la Cooperativa Apícola Maule-Sur y la Cooperativa Apícola Ver Crusens, lo que fue destacado por el Gerente de Estudios y Proyectos de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo, Jaime Hermosilla “la Corporación ha generado vínculos con estas instituciones levantando una mesa técnica apícola. Son entidades que están articuladas en función de generar una nueva modalidad de producción apícola en conciencia. Han venido desarrollando un gran esfuerzo para insertarse en materia internacional. Están exportando a Europa y Estados Unidos e incluso, ya tienen el compromiso de participar de una Feria de Alimentos que tendrá lugar en Nueva York”, dijo.
La CRDP y estas instituciones se encuentran en la búsqueda de un modelo de aprovechamiento de sus producciones.
La abeja se encuentra en permanente peligro de extinción, por lo cual hay que hacer conciencia de generar mecanismos que la protejan “la abeja cumple un papel importante desde la polinización. Lo que se les está pidiendo al sector apícola es resguardar la tarea de polinización y sobrevivencia de las abejas, generando los alimentos que de ellas se derivan”.
La producción de alimentos en el mundo, como la biodiversidad terrestre depende en gran medida de la polinización, proceso natural que permite que se fecunden las flores y den frutos y semillas.
Sin embargo, sus poblaciones han venido disminuyendo de forma considerable.
Esto por la pérdida de hábitat, las prácticas de la agricultura industrializada, el uso de plaguicidas y los impactos del cambio climático.
Según el informe “el declive de las abejas”, las poblaciones de abejas disminuyeron en Europa en el período 1985-2005 en el orden del 25 por ciento.
Otras 68 especies polinizadoras, han caído en un 46 por ciento y un 24 por ciento ha entrado en la etapa de la extinción.
